EL CONSTITUCIONALISMO NICARAGÜENSE – TOMO 1

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En el Prólogo al Manual de Derecho Constitucional, mi buen amigo y destacado jurista, el Dr. Cairo Manuel López, detectó que faltaba historia constitucional. La afirmación es cierta y, por tal razón, acepto el difícil reto de elaborar algo más extenso, en dos tomos, sobre la historia del constitucionalismo nicaragüense. Principia el estudio con la Constitución de Bayona de 1808 y concluye con la Constitución vigente de 1987. El capítulo dedicado a cada constitución es precedido por sus antecedentes históricos y después de hace un apretado resumen de sus partes principales. El capítulo primero es un panorama constitucional de intro ducción a la obra. En la portada aparece la efigie del Dios romano Jano, el cual tiene dos caras: una que ve hacia el pasado y la otra hacia el futuro. Acertada forma de observar y reflexionar: mirar el pasado para conocer lo bueno y lo malo y, después, cara hacia el futuro, conservar lo útil, lo beneficioso y corregir los errores y pasos desacertados sin saltos revolucionarios, ni determinismos históricos, de izquierda o de derecha, surgidos de leyes históricas. Es un poco aventurado hablar de fina-les de historia donde los sistemas experimentan en buena medida el cumplimiento de sus fines, principios, valores y hasta utopías: del final histórico del comunismo (de origen marxista), que puesto a prueba terminó cayendo como un castillo de naipes, y del final histórico exitoso del liberalismo (de origen hegeliano), cuando no sabemos que sorpresas totalitarias pueden resurgir o aparecer otras nuevas en el seno de la democracia liberal. Nos apuntamos a esta democracia, pero somos conscientes de la existencia de fuertes enemigos que la quieren destruir. De nuestra historia constitucional y política tenemos mucho que aprender, ya que está repleta de interesantes acontecimientos, producto de la confrontación de intereses y fuerzas en pugnas y de pasiones encendidas, lo cual mueve a la reflexión y análisis. Se ha desenvuelto en buena medida dentro de un movimiento pendular del caos a la dictadura y de la dictadura al caos. El fortalecimiento de la política y el poder giran en torno al líder, al caudillo, al poseedor de las armas y no de la consolidación y respeto a las instituciones democráticas. No obstante, es preciso reconocer que nuestra historia registra manifestaciones importantes de civismo y patriotismo. De nuestros errores y de aciertos podemos sacar provecho para el futuro. Ya hemos iniciado un nuevo período democrático y debemos consolidarlo haciéndolo parte de nuestra cultura.

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