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Al analisar el enfoque de estos pensamientos y reflexionar sobre lo que a diario vivimos, podemos concluir con certeza que los países que destruyen la infancia y la juventud de su pueblo; van destruyendo su propio futuro. En ello encuentra sustento proponer que la educación y el reconocimiento efectivo de los derechos de las personas menores de edad deben avanzar al mismo ritmo que la ciencia del conocimiento y la internet. Por tratarse de seres humanos en desarrollo hay mayor posibilidad de moldear la personalidad de los niños, niñas y adolecentes de manera que adopten una actitud positiva, de respeto y madurez en el ejercicio de tales derechos; e igualmente por esa condición son mas vulnerables cuando se desarrollan en medio de un sistema cerente de principios y valores morales, de planes y programas dirigidos a formarlos como seres humanos concientes de su responsabilidad social.