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Desde hace mucho tiempo en nuestro país de viene debatiendo sobre la necesidad de derogar la actual Constitución y adoptar otra que responda y sea cónsona con las nuevas concepciones sobre lo que debe ser un Estado democrático y social de derecho. Es por eso por lo que se sostiene, ante la necesidad de contar con una nueva Constutición, que nuestra Constitución ya no soporta una nueva reforma más o, como afirman los que denominan a las reformas constitucionales introducidad a la Constitución vigente como parches constitucionales, que la Constitución ya no soporta un parche más. Ante esa realidad, por consiguiente, lo que porcede y se exige desde una concepción democrática, es que nos dotemos de la nueva Constitución que reemplaze la actual cuyos orígenes hay que ubicarlos en las entrañas de régimen militar que imperó por más de veinte años en Panamá. En fin, los que nos vienen a decir los que abógan por una nueva Contitución es que, si la Contitución vigente proviene de un régimen militar, ya que por las reformas que se hayan introducido ese es su origen, ahora en democracis nos debemos avocar a un proceso contituyente que tenga como finalidad, elaborar y aprobar una constitución que permita reestructurar el Estado Panameño y fortalecer así sus instituciones como los derechos fundamentales del grupo humano que lo constituye.
